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¿Ya te has preguntado alguna vez por qué están condicionadas tus tendencias políticas? ¿O el que determina las creencias que defiendes en el espectro político?
La inmensa mayoría debe pensar que nuestro ser político se desarrolla apenas con el pasar del tiempo, a lo largo de nuestras vidas, partiendo de decisiones que controlamos de manera racional por mera y espontánea voluntad. Pero, ¿por qué estamos tan convencidos de que nuestra ideología o tendencia política es la correcta?
                                        
Pues bien, por muchos años psicólogos, neurocientíficos y sociólogos anduvieron cuestionandose esas preguntas hasta que diferentes grupos de investigadores de diversos locales del mundo comenzaron a examinar la relación entre pensamientos políticos y actividad neuronal.  
Un estudio, publicado en la revista científica Current Biology reveló que ese correlato funcional de actitudes políticas tienen una contrapartida en la estructura del cerebro, o sea,  no tenemos tanto control de forma racional en el momento de escoger un lado político, ya que nuestras decisiones en ese quisito están directamente condicionadas, en realidad, por diferencias en nuestras estructuras cerebrales, no sólo de forma funcional, sino también del punto de vista anatómico.
El estudio fue realizado con un grupo de 90 jóvenes sanos (61% mujeres y 39% hombres) que se declararon desde “muy conservadores” hasta “muy liberales” en una escala del 1 al 5. Estos fueron expuestos a imágenes de resonancia magnética estructural (MRI) para poder observar los volúmenes de las diferentes estructuras cerebrales y cómo las mismas eran activadas en los diferentes grupos políticos. 

En el mismo estudio utilizaron abordajes computacionales para investigar la relación entre comportamientos ideológicos asociados a política y el volumen de la substancia gris de los participantes. Los investigadores descubrieron que el aumento del volumen de la sustancia gris en el córtex cingulado anterior (relacionado a control emocional y cognitivo) estaba directamente asociado a los ideales liberales. Los científicos también se percataron de que los individuos considerados conservadores respondían a situaciones amenazadoras  (a través de la visualización de imágenes o exposición a ruidos) con más agresión y que estas eran personas más sensibles a interpretar estímulos como amenazas, por lo que decidieron analizar la amígdala (estructura asociada al procesamiento emocional) de los diferentes grupos para verificar si había alguna divergencia en dicha estructura, y efectivamente, los conservadores presentaron un aumento de volumen de la substancia gris en la amígdala cerebral derecha.


                                                      


Otra investigación publicada en la revista Plos One apunta por medio de neuroimágenes realizadas a través de resonancia magnética funcional (fMRI) que los conservadores y los liberales difieren drásticamente en los mecanismos neuronales activados cuando es ejecutada una tarea considerada arriesgada, activando fuertemente la amígdala derecha en el caso de los conservadores y la ínsula posterior izquierda (región responsable por la integración de la información emocional y perceptiva, entre otras funciones) en el caso de los liberales.


                                                   

Ya otro estudio realizado por investigadores de Houston y publicado en el diario científico Behavioral and Brain Science argumenta que un elemento organizador de las diversas diferencias entre los llamados liberales y los declarados conservadores es como los mismos responden a situaciones negativas. La publicación muestra que los conservadores en comparación a los liberales tienen tendencias a inclinaciones para la negatividad en respuesta al medio en el cual están inseridos, lo que indica, según el estudio, que nuevas experiencias están más asociadas a personas más liberales, en cuanto los conservadores presentan más resistencia a cambios.


                                                                 El blog de Emma Barthe: Política y Cerebro
                                                 
Los resultados de todos estos estudios nos indica marcadores biológicos en relación a la polarización política entre las personas de diferentes locales del mundo, pero aun asi no son determinísticos, ya que la orientación política no es apenas definida por las estructuras cerebrales, sino que también es influenciada, por ejemplo, por una variante del gen del receptor de dopamina, un neurotransmisor ligado a motivación, búsqueda de cosas nuevas, y recompensa, sin mencionar otros factores culturales y el medio en el cual el individuo está inserido, siendo así también relevante el entorno y no solamente el individuo en sí.
¿Y entonces, será que es correcto encuadrar tu pensamiento? ¿Será que existe la imparcialidad política? ¿Será que estamos siendo políticamente objetivos? ¿Cuál es el motivo de tu ser político?

Referencias: 

HIBBING JOHN R; SMITH KEVIN B; ALFORD JOHN R. Differences in negativity bias underlie variations in political ideology.

KANAI RYOTA; FEILDEN TOM; FIRTH COLIN; REES GERAINT. Political Orientations Are Correlated with Brain Structure in Young Adults.

FONZO G; SIMMONS ALAN N; DAWES CHRISTOPHER T; FLAGAN T; FOWLER JAMES H; PAULUS MARTIN P.  Red Brain, Blue Brain: Evaluative Processes Differ in Democrats and Republicans

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Autor:

Beatriz Carvalho Frota

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