Procesamiento emocional en niños con conducta oposicionista Un Jiwasa fracturado entre madre e hijo y lo que el fNIRS revela sobre el cuerpo que lucha con las emociones
Procesamiento emocional en niños con conducta oposicionista
Un Jiwasa fracturado entre madre e hijo y lo que el fNIRS revela sobre el cuerpo que lucha con las emociones
(Conciencia en primera persona • Neurociencia decolonial • Brain Bee • El Taá de sentir y saber)
El Taá de sentir y saber — abrir una grieta para la decolonización
Veo a un niño diciendo “no” todo el tiempo. Frunce el ceño, cruza los brazos, provoca, desafía. En mi propio cuerpo siento la mezcla de agotamiento, rabia, culpa y amor. Una parte de mí piensa: “es terco”, “es desobediente”, “este niño va a dar problemas”.
Mi Taá siente primero: siente el desgaste, el conflicto, el choque cotidiano. Pero sé que el Taá también se equivoca: así como siento que el Sol gira alrededor de la Tierra, así como siento que la luna se ve más grande en el horizonte, puedo sentir que este niño es “malo”, cuando en realidad algo mucho más profundo está ocurriendo en su cuerpo.
También noto que incluso las palabras que uso para hablar de este niño fueron colonizadas. El lenguaje con el que describo al “niño difícil” fue moldeado para reducir:
reducir el cuerpo a una máquina defectuosa,
la mente a un déficit,
la espiritualidad a superstición,
la política a obediencia, consumo y productividad.
Así es como muchos modelos científicos y clínicos aún miran la conducta oposicionista: como fallo, desviación, un problema a corregir, y no como un Jiwasa fracturado — un pronombre singular inclusivo entre madre e hijo que perdió su continuidad de pertenencia.
Cuando siento mi cuerpo antes de pensar — cuando Taá se manifiesta — entiendo que no hay separación entre Neurociencia, Política y Espiritualidad (Utupe, Xapiri, memoria viva). Lo que coloniza no es solo la historia: es la palabra que llama “trastorno” a lo que también puede ser un grito de contexto, de violencia, de no-pertenencia.
Cada descubrimiento científico, cuando se lee con coraje, es una grieta de libertad que rompe la Zona 3 y le devuelve el cuerpo — incluido el cuerpo del niño etiquetado como “oposicionista” — a lo que siempre fue: un territorio vivo de mundos posibles.
En este espacio leo el estudio de Peizhong Wang, Ting He, Wenrui Zhang, Peilian Chi y Xiuyun Lin, publicado en 2025 en Social Cognitive and Affective Neuroscience:
“Emotion process deficits in children with ODD and their associations with different dimensions of ODD symptoms: A fNIRS study.”
La pregunta científica: ¿qué le pasa a la emoción en el cerebro del niño “oposicionista”?
El Trastorno Negativista Desafiante (TND; ODD) se describe como un patrón persistente de:
humor irritable,
conducta desafiante,
discusiones y resentimiento.
Pero los autores preguntan algo más fino:
¿Qué procesos emocionales del cerebro están alterados en estos niños?
¿Y cómo se conectan esas alteraciones con las dos dimensiones centrales del TND: síntomas afectivos y síntomas conductuales?
Para responder, usan fNIRS para observar directamente la hemodinámica prefrontal mientras los niños:
reconocen emociones en rostros (ERC – emotion recognition),
regulan sus emociones frente a estímulos emocionales (ERG – emotion regulation).
Cómo se hizo el estudio: fNIRS, GLM, HRF y la doble vía de la emoción
Evaluaron a 72 niños:
35 con TND (ODD),
37 con desarrollo típico (grupo control).
Todos realizaron:
tareas de reconocimiento emocional (ERC) – identificar expresiones emocionales,
tareas de regulación emocional (ERG) – modular su reacción ante estímulos emocionales.
Mientras tanto, se midió con fNIRS la actividad de la corteza prefrontal, con foco en regiones como:
SFGmed (giro frontal superior medial),
SFGdor (giro frontal superior dorsolateral),
MFG (giro frontal medio).
Pipeline de análisis (modo Brain Bee)
Las señales de concentración de O₂-Hb y HHb se modelaron con un Modelo Lineal General (GLM), usando una Función de Respuesta Hemodinámica (HRF) adecuada al timing de las tareas.
Se incluyeron short-channels para capturar ruido superficial (piel, vasos extracorticales), aumentando la probabilidad de que lo que queda sea señal cortical.
Técnicas tipo ICA/PCA ayudan a separar componentes fisiológicos (respiración, latido, movimiento) de componentes relacionados con la tarea.
Luego aplicaron análisis de rutas (path analysis), una forma de análisis multivariado que prueba cómo déficits neurales en áreas específicas se conectan con dimensiones afectivas y conductuales de los síntomas.
Lo que encontraron: por fuera “se ve bien”, por dentro la emoción está silenciosa
Aparece algo muy llamativo:
Niños sin TND muestran activaciones prefrontales robustas:
MFG derecho,
SFGdor derecho,
SFGmed bilateral durante reconocimiento emocional (ERC),
SFGdor derecho durante regulación emocional (ERG).
Niños con TND no muestran estos patrones claros de activación, aunque su conducta en la tarea (aciertos, errores) no sea tan diferente.
En otras palabras: por fuera el desempeño puede verse “ok”; por dentro la corteza prefrontal no se compromete del mismo modo.
Con el análisis de rutas, aparece una doble vía:
déficits neurales en SFGmed durante ERC predicen más síntomas afectivos (irritabilidad, resentimiento);
déficits neurales en SFGdor durante ERG predicen más síntomas conductuales (discusión, desafío abierto).
Proponen así un modelo dual de emoción en el TND:
un eje más afectivo (reconocer/sentir emoción),
un eje más conductual (regular — o fallar en regular — esa emoción).
Lectura con nuestros conceptos: Jiwasa fracturado, Jiwasa por reconstruir
Mente Damasiana y Eus Tensionais
La Mente Damasiana dice que la conciencia surge del encuentro entre:
interocepción (sensaciones internas),
propiocepción (posición y movimiento del cuerpo).
En el TND, los datos sugieren que:
el niño ve el rostro,
pero la prefrontal no organiza bien el puente entre lo que siente y lo que hace;
el Eu Tensonal que emerge es un yo de defensa, lucha, oposición: una manera de existir que protege del dolor emocional, pero rompe el flujo con el otro.
Quorum Sensing Humano y Jiwasa
En vez de pensar “niño problema”, pienso en Jiwasa: un pronombre singular inclusivo que es a la vez “yo” y “nosotros” entre madre e hijo.
En un Jiwasa sano:
el cuerpo de la madre regula el cuerpo del hijo,
tono de voz, mirada, tacto crean un campo de co-regulación,
el Quorum Sensing Humano (QSH) está intacto.
En contextos de TND, muchas veces:
Jiwasa está fracturado,
niño y cuidador ya no entran en la misma frecuencia,
gestos de cuidado se perciben como amenaza,
los límites se vuelven guerra.
Aunque este estudio no mida directamente la díada, muestra cómo, por dentro, el cerebro del niño ya está organizado para la pelea, no para la co-regulación.
DANA y un destino no fijo
DANA — la inteligencia del ADN — no escribió “niño desafiante para siempre”. Escribió un sistema plástico que puede:
aprender regulaciones más finas,
encontrar nuevos caminos para que la prefrontal se implique,
reconstruir Jiwasa con apoyo, tiempo y contexto.
Arte latinoamericano como espejo de este Jiwasa roto
Cuando pienso en niños con conducta oposicionista en contextos latinoamericanos, aparece Eduardo Galeano y “Los nadies” — “los nadie” que no cuentan, no se miden, no aparecen en estadísticas, y solo se ven cuando “dan problemas”.
El niño con TND suele ser un “nadie” emocional:
nadie pregunta qué intenta decir su cuerpo,
nadie mide el costo fisiológico de vivir en conflicto permanente,
nadie ve la prefrontal silenciosa intentando no colapsar.
Leer este artículo con Galeano al lado me recuerda: no existe TND fuera de historia, pobreza, violencia, racismo; ni fuera de expectativas coloniales de obediencia y productividad.
Avatar y encuadre BrainLatam2026
Anclado en el avatar Olmeca, veo este estudio como una instantánea de cómo cultura, familia y escuela median el cerebro del niño:
el rostro no es un estímulo neutro;
es el rostro de una madre cansada, un profesor irritado,
una figura de autoridad que carga siglos de colonización en sus palabras.
Olmeca me recuerda que no está en juego solo la corteza prefrontal, sino cómo la cultura define “niño bueno” y “niño difícil”, en una historia latinoamericana donde resistir siempre fue castigado.
Donde la ciencia ajusta nuestras ideas
Este artículo corrige varias simplificaciones:
mirar solo la conducta no basta: el niño puede “hacerlo bien” y aun así el cerebro no se implica como en un niño típico;
afecto y conducta son ejes distintos: los síntomas afectivos se asocian más con déficits en reconocimiento, y los conductuales con déficits en regulación;
hablar solo de “falta de límites” es superficial: hay un patrón neurohemodinámico específico, un modo cuerpo-cerebro de estar en el mundo.
Para nosotros, esto confirma que:
Zona 3 no es solo ideología política; también puede ser un estado donde el niño queda atrapado en patrones defensivos, con poco espacio para Zona 2 (disfrute, juego, creación).
La salida no es solo castigar o medicar: es crear contextos que reconstruyan Jiwasa, con paciencia, arte, cultura y ciencia con evidencia.
Implicaciones para educación, clínica y políticas en LATAM
Escuela
Formación docente para entender el TND como tema de procesamiento emocional, no solo disciplina.
Espacios de regulación emocional en la escuela (música, movimiento, respiración, arte).
Clínica
Usar fNIRS y otras técnicas no como etiqueta, sino para mostrar a las familias que hay un cerebro en esfuerzo — no un “carácter malcriado”.
Política pública
Programas de apoyo a la crianza en territorios vulnerables, tratando el Jiwasa madre–hijo como unidad de cuidado.
Políticas que reconozcan que la rabia externalizada en la infancia suele ser respuesta a contextos coloniales de humillación, racismo y pobreza.
Palabras clave de búsqueda científica
“Wang 2025 Emotion process deficits in children with ODD dimensions fNIRS prefrontal ERC ERG SFGmed SFGdor Social Cognitive and Affective Neuroscience”